Frente a la dura crisis hídrica que afecta al norte del país, un grupo de agricultores decidió innovar de forma creativa y sustentable: comenzaron a utilizar alfombras hechas con cabello humano reciclado para conservar la humedad del suelo en sus cultivos.
Estos pequeños tapetes se colocan en la base de las plantas, ayudando a reducir la evaporación del agua y mejorando el rendimiento del riego. ¿Cómo se hacen? El cabello, recolectado de peluquerías, es compactado mecánicamente en planchas de mantillo compostable, lo que permite cubrir el terreno de forma natural.
Este sistema reduce en un 71% la evaporación directa y permite ahorrar hasta un 48% del agua utilizada en el riego, una cifra significativa en tiempos donde cada gota cuenta.
La idea surgió de la colaboración entre agricultores, científicos y organizaciones medioambientales, quienes buscaron una alternativa eficiente y accesible que no solo protegiera los cultivos, sino también promoviera la economía circular.
Una iniciativa que muestra cómo la creatividad, el reciclaje y la ciencia pueden unirse para enfrentar los desafíos del cambio climático