Florencia, una joven sorda, vivió una dura experiencia tras sufrir la utilización no autorizada de su imagen por parte de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) y el Centro de Estudios para Sordos de Valparaíso (CECASOV).
El hecho ocurrió cuando, siendo menor de edad, Florencia participó junto a su familia en un video destinado exclusivamente a promocionar las Olimpiadas de Sordos de 2018. Sin embargo, tiempo después, la UPLA tomó fragmentos de ese material y los publicó en sus redes sociales oficiales como parte de una campaña publicitaria para la carrera de Técnico en Lengua de Señas, sin su consentimiento.
La situación tuvo graves consecuencias personales. Florencia enfrentó burlas, discriminación y tuvo que cambiarse de colegio. Su madre incluso renunció a su trabajo para acompañarla y protegerla emocionalmente. Hasta el día de hoy, la joven asegura no haber recibido disculpas ni reparación alguna por parte de las instituciones involucradas.
“Me hizo sentir tonta, como si los sordos fuéramos pobrecitos a quienes pueden usar sin permiso. No quise ser protagonista de eso, me dio vergüenza y rabia”, relató Florencia.
El caso ha reabierto el debate sobre la vulneración de derechos de personas con discapacidad, especialmente menores de edad, y la necesidad de protocolos éticos claros en el uso de imágenes con fines institucionales y publicitarios.