La Policía Federal de Brasil detuvo este sábado al expresidente Jair Bolsonaro, por orden del juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, quien determinó que existía un “riesgo concreto de fuga” luego de que el exmandatario intentara quemar su tobillera electrónica, hecho que él mismo reconoció ante las autoridades.
Bolsonaro cumplía prisión domiciliaria desde el 4 de agosto, tras haber sido condenado a 27 años y 3 meses de cárcel por intento de golpe de Estado para impedir la asunción del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Sin embargo, la madrugada del sábado se activó una alerta por daño en la tobillera, lo que el juez calificó como “una señal inequívoca de intento de fuga”.
Según videos difundidos por la Corte, el expresidente admitió que utilizó un soldador “por curiosidad” para quemar el dispositivo, que presentaba claras marcas de daño. La tobillera fue reemplazada una hora después.
A las seis de la mañana, agentes llegaron a su residencia en el barrio Jardín Botánico, en Brasilia, donde fue arrestado sin esposas, tal como ordenó el juez. Desde allí fue trasladado a la sede de la Policía Federal, donde permanece en una sala especial de unos 12 metros cuadrados con cama, escritorio y baño privado, siguiendo las condiciones establecidas para expresidentes.
La decisión de Moraes se basó en dos hechos principales:
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El intento de dañar la tobillera, registrado a las 00:08.
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La convocatoria de una vigilia frente a su casa, impulsada por su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, la cual, según el magistrado, buscaba entorpecer la fiscalización y facilitar una posible fuga.
El juez también mencionó la reciente huida al extranjero de aliados del expresidente y anteriores violaciones a las medidas cautelares.
A pesar del arresto, los seguidores de Bolsonaro mantuvieron una convocatoria para rezar por él frente a su antiguo domicilio.
Impacto político
Aunque está políticamente inhabilitado, Bolsonaro sigue siendo una figura central de la derecha brasileña. Su detención generó fuerte impacto en el escenario político, especialmente ante la incertidumbre sobre a quién respaldará en las elecciones presidenciales de 2026.
El politólogo Marco Teixeira, de la Fundación Getulio Vargas, señaló que este episodio vuelve a mostrar el comportamiento del entorno del exmandatario: “Los hijos una vez más complicaron la situación de Bolsonaro. Esta prisión agrava su escenario porque ocurre por un intento de fuga”.
Según el experto, el bolsonarismo busca instalar una narrativa de victimización, estrategia que, sin embargo, podría acelerar el deterioro político del expresidente en un momento clave de su proceso judicial.