Un pudú de apenas dos días de vida, con un peso inferior a un kilo, fue observado recientemente en el Centro de Rescate y Reproducción de Fauna Andina, en la comuna de Villarrica, en un momento clave para la conservación de esta especie.
La cría presentaba manchas blancas en su pelaje, una característica propia de los pudúes recién nacidos que les permite camuflarse en el bosque y protegerse de depredadores. Estas manchas desaparecen de manera gradual cerca de los cinco meses de edad.
El registro se realizó el pasado 18 de noviembre, cuando el equipo de Vida Silvestre visitó el centro, coincidiendo con el período de nacimientos de esta especie. El ciclo reproductivo del pudú está estrechamente ligado a las estaciones, ya que las crías nacen durante la primavera y comienzos del verano, luego de una gestación cercana a los siete meses, generalmente con una sola cría por hembra, cuando las condiciones ambientales favorecen su supervivencia.
Durante sus primeras semanas de vida, los pudúes permanecen ocultos y dependen completamente de su madre, lo que refuerza la importancia de proteger su hábitat natural. Esta medida resulta clave para la conservación del ciervo más pequeño del mundo y una de las especies más amenazadas de los bosques del sur de Chile.